En ocasiones recuerdo con nostalgia algunos momentos de mi infancia.
Uno de ellos es en la tienda de lanas que tuvo mi madre. Por las tardes al salir del colegio me tenía sentada en una silla cosiendo cuadros de medio punto. ¡Podía elegir las lanas de los colores que quisiera!. Aquello me flipaba. 😍
Años más tarde, estuvo ejerciendo de modista desde casa. Por aquel entonces yo ya era adolescente. Aprendí a entender los patrones, cortar, hilvanar, manejar las máquinas de coser y sobretodo, descubrir que de tus manos pueden salir prendas súper especiales.
Obviamente, todo ese bagaje me encaminó hacia una personalidad creativa y técnica. Decidí estudiar Diseño Gráfico, de lo cual no me arrepiento. Pero me apartó un poco de ese mundillo.
La moda siempre me ha gustado y después de muchos años alejada de ella, la he vuelto a reencontrar. Tras trabajar en un par de empresas textiles, llega una pandemia mundial y me quedo en paro (por decimoquinta vez). 🤣
De esta vez no iba a pasar… Ya tenía una máquina de coser, así que había llegado el momento de ponerme otra vez en serio.
Sinceramente, no daba "dos duros” por mi, pero me equivocaba.
Revista de patrones en mano, me decidí a hacer mi primera prenda. "El vestido azul”. Lo más sencillo del mundo, lo sé. Pero ha sido mi punto de partida y del que a día de hoy me siento orgullosa.
Sigo aprendiendo y experimentando. He descubierto que Diseño gráfico y Moda casan de fábula. Así que… ¡A por todas!. Aquí os dejo mis primeras creaciones. 💙
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